martes, 22 de julio de 2014

Camino.

Somos aquello que no decimos, las miradas que guardamos para nosotros y recordamos antes de dormir, somos la sonrisa repentina que surge cuando estamos a solas, somos una canción, un libro, un lugar. 
Somos los pasos que damos, los lugares que visitamos, los miedos que no nos gusta mostrar, las veces que amamos; y las que no, las historias que nos duelen, las lágrimas que derramamos de la nada. Somos el amor que damos, el que regalamos sin esperar nada a cambio. 
¿Qué hacer con tanta historia? 
Las historias que escuchamos, la mirada del hombre que tanto ha caminado en busca de paz, sus huellas en la arena, los pasos que aún le falta por dar. La sonrisa de aquella mujer que la encontró por casualidad y decidió no dejarla ir jamás. 
¿Cuál es la verdadera fórmula para la felicidad? No existe tal. Te sorprendería saber lo poco que se necesita, lo más simple, lo más trivial. A veces sólo dura un instante, a veces se queda de forma permanente; no es un destino, es el camino.
No importa llegar, porque cada paso dado es una oportunidad más para vivir. 

No sé si sientas igual, el camino agota, pero yo quiero seguir caminando.

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