lunes, 17 de marzo de 2014

Antes/Después

No soy la persona experta en relaciones, nunca me he involucrado de esa manera que todos creer "normal", la relación típica de conocer a los padres, primos, abuelos, tíos, el perico, la sobrina, los vecinos, etc; la relación típica de llevar a todos lados a esa persona especial, tanto que tus amigos preguntan por esa persona antes que por ti. Nunca he sido esa persona, pero no quiere decir que no haya sentido eso por alguien alguna vez.

Tal vez no sea la mejor para hablar de esto, porque nunca me enamoré de la forma tradicional; ¿Han siquiera pensado en lo subjetivo de esa palabra? No existen reglas que digan cómo, cuándo y bajo qué circunstancias va uno a enamorarse. Bajo mi perspectiva uno se enamora a lo pendejo y con todas sus fuerzas, y así es cómo debe de ser. No existe forma correcta, ni persona correcta, sólo dos personas extrañas o conocidas que deciden compartir cierto tiempo de su vida; lo que me lleva a lo siguiente:

Estoy casi noventa y tantos por ciento segura de que antes de los 20 conocemos a esa persona que nos forma, que marca el antes y el después; no estoy diciendo que sea la persona de nuestra vida. Si no que es la que nos define como personas; tengo casi 21 años de vida en este mundo de locos, y la mayoría de las personas que conozco están o estuvieron con esa persona que los ha hecho ser lo que son ahora.

Es cierto que todas las personas nos dejan algo de ellas, pero existen quienes nos marcan y nos cambian de tal manera que, a su partida, no volvemos a ser los que éramos antes; porque no recordamos quienes éramos antes de ellos. Y no hay nada de malo en eso. 

Lo malo viene cuando no sabemos vivir sin esa persona, cuando no queremos aprender a vivir sin ella; cuando buscamos desesperadamente en otras personas algo similar a lo que ella nos brindaba, un poco que nos recuerde lo que era estar completos. Y es ahí donde le siguen cantidades de relaciones fallidas, que pudieron ser buenas en un principio, pero que no eran lo que buscábamos; porque buscamos con urgencia lo que era antes, lo que había antes. 

Y pensamos que nunca más volveremos a sentir eso por nadie, y es cierto. 

Es cierto porque esa persona marcó un antes y un después en nuestra historia, porque nos ayudo a convertirnos en lo que somos hoy. Y cada relación nueva que llegue no será mejor, porque no necesita ser mejor que nada. Será diferente. 

Poco a poco podremos guardar los recuerdos con aquella persona sin rencor, sin ganas de seguirnos preguntando qué falló, por qué terminó,qué hicimos mal; y descubriremos que todo en esta vida tiene y ciclo, y esos ciclos, tarde o temprano, llegan a su final.

Y nos daremos cuenta que las personas no necesitan llenar el vacío que otra ha dejado; porque nos toca aprender a vivir con esa ausencia, sino que llegarán para crear su propio espacio, sus propias historias, sus nuevas formas de dejarnos un poco de ellas.

No es fácil descubrir esto, lleva su tiempo y sus maneras, hay mucho dolor de por medio, pero al final lo descubrimos.

Al menos yo ya lo descubrí.