domingo, 26 de junio de 2016

Inspiración



Si pudieras sentir la mínima parte de todo lo que sucede en mí cuando te tengo cerca, tendrías más de un millón de razones para no escapar.

La manera en que mi corazón se enciende cada que me miras antes de decidir besarme cuando la luz está en rojo, cuando volteas a verme mientras finjo no saber que lo haces y al mismo tiempo trato de poner mi cara más ingenua para que encuentres en mí algo especial. Lo nerviosa que puedes llegar a ponerme cuando decides respirar cerca de mi oído para después morderlo suavemente. Mi "nada" que es todo, cuando respondo a tus "qué" después de mirarte fijamente.

Eres tú, es la magia que llevas contigo, es la forma en la que mi cabeza fue diseñada para esconderse entre tu pecho, y la forma en la que secretamente me escondo en tu pecho sólo para escuchar cómo se acelera tu corazón; esa manera en la que sonríes después de que digo alguna tontería, como si no pudieras entender cómo es que llegaste a querer a este catástrofe que represento. Y es que a veces ni siquiera yo lo entiendo.

¿Pero qué se necesita entender? Si todo lo que viene contigo va más allá de toda lógica, de toda regla, es algo que me consume, que me eleva, que me hace mejor; aunque pienses que merezco más y que no entiendas porque después de tanto te sigo eligiendo a ti. ¿Es que acaso no es obvio?

Eres tú, es tu forma de cantar en el auto, es la manera en la que nuestros cuerpos se vuelven uno solo al dormir y nuestra respiración parece sincronizarse, es algo mágico; y qué bonito que seas tú quien se queda a besar mis cicatrices, que bien que sea tu mano la que me acompañe en este viaje, nadie mejor que tú para entender mi locura, esa que provocas cuando muerdes mi labio inferior.

Mira que es caprichosa la vida; ayer te dije que no me quedaba más inspiración para escribir, y aquí estoy, escribiéndonos.

Quédate siempre.