lunes, 5 de noviembre de 2012

Quererte.

¿Qué hay de malo en querer compartirte mi vida? No veo un crimen el poder compartirte cada sonrisa, cada mirada, cada suspiro. ¿Qué si quisiera ser parte de tu vida? Que te adueñes de mi cintura, que seas dueño de cada momento y cada instante de la vida, de hacerla nuestra.

No siento absurdo mi deseo de tomar tu mano, de dedicarte todas aquellas canciones cursis, que quisiera romperme la cabeza pensando de qué manera sorprenderte o dejar que me sorprendas. Quiero aprender de ti, amar tus manías y tus gestos, encontrar un lugar en tu mundo, descubrirlo de a poco, dejar que hagas lo mismo con el mío.

Sé que no es una locura decir que quiero ser tu motivo de orgullo, la persona que puedas presumir con tus amigos, la que llevas a comer con tus padres, con la que pases las tardes haciendo tarea; aunque nuestras carreras sean distintas. Y por qué no, ser a la que dejes ganar en videojuegos, con quién veas los partidos de fútbol. 

Pero más allá de eso, quiero ser la persona con la que compartas tus sueños, hacer lo posible por cumplirlos, escuchar tus preocupaciones, tus buenos días, reírme con tus chistes. 

No quiero serla mujer de tu vida, no quiero ser la persona ideal ni de tus sueños, sólo quiero compartir cada momento, que al recordarme te saque una sonrisa.

Quiero escribir una historia juntos, nuestra historia. Quiero ser tu cómplice, tu amiga, tu niña.

Pero más que nada, quiero quererte, sin ataduras, sin miedos. Simple, sólo quererte.

"Y si nada nos salva de la muerte,
 al menos que el amor nos salve de la vida".
Pablo Neruda.