Es como si las medidas establecidas no fueran suficientes, en un kilómetro me cabe un mundo entero; pero si se trata de mí mente a tu recuerdo no hay distancia que exista, te sigo sintiendo a lado mío.
Te me has vuelto como una sombra, de esas que te siguen en cada paso, que te acechan sin decir palabra; y yo ya no sé qué hacer con tanto silencio.
La distancia se me ha vuelto igual de relativa que el tiempo; que en los días no existes, y estás lejos, en tu mundo; y por las noches cada segundo es más lento, y todo pesa; y te siento al alcance de un recuerdo.
Ayer me dijeron que me veía feliz, y no tuve que fingir que lo era; porque estaba pasando, y cada día la sonrisa es más natural, y están pasando cosas. Aunque ya no estás ahí para verlas.
Y no puedes tener puta idea del miedo que da eso.
Miedo a no verte en mi vida, miedo a esta constante incertidumbre de mí sin ti. Miedo a ver cómo hace un par de meses me imaginaba montando escenas de película en aeropuertos, y ahora no me da el amor para escribir y saberte.
Ahora las canciones de amor ya no suenan a nosotros, esta ciudad se está quedando vacía de recuerdos, y ya no sé qué hacer con tanto espacio.
Que sé que la vida sigue, pero es que hasta hace poco no sabía que existía vida después de ti. Y eso congela cada uno de mis huesos.
Ya no tengo más promesas, sólo aquella de seguir dejando que duela hasta que un día no quede más que empezar a reírme. Que es cierto eso de que siempre tendrás parte de mí, y ojalá la cuides bien.
Que a esta carta no le quedan más posdatas.
Y este punto sí es final.
https://youtu.be/oc_brcZ8BLo