domingo, 10 de mayo de 2015

Crónica de una ruptura anunciada.



Anoche le dije que ya no volvería. No sé en qué momento tomé la decisión de no quererla más en mi vida, un día sus mensajes dejaron de emocionarme, sus llamadas me parecían fastidiosas, nada en ella me parecía divertido, me resultaba tedioso el simple hecho de quedar para cenar, o tener otra fastidiosa cena con su familia, a veces creo que los últimos dos meses estuve con ella sólo porque tenía miedo a decirle que no quería seguir más. 

Nuestra relación no fue un drama, tampoco un cuento de hadas, yo la hacía feliz y creo que ella me hacía mejor persona; todo entre nosotros sucedió de manera natural, nos conocimos en la escuela, comenzamos a salir con los amigos, luego sólo nosotros, nos hicimos novios y así se fueron los últimos cuatro años. Conquistarla fue sencillo, le gustaban los detalles que a toda mujer gustan, era elegante y muy coqueta; había algo en su risa y su manera de sacudir su cabello que simplemente me volvía loco. Dos meses después de la primera cita ya sabía que la amaba, la amaba ¿Será posible que una persona deje de atesorar aquellos detalles que en algún momento eran su fascinación? Muchos dicen que eso es parte de crecer, pero yo quise de verdad crecer a su lado, crecimos juntos y todo termino.

La vi convertirse en la mujer que es ahora, la amé muchas noches, demasiadas, memoricé cada detalle de su cuerpo, hice míos los 14 lunares que habitan en su espalda, sequé tantas veces sus lágrimas, y anoche le provoqué tantas. Creo que el del problema soy yo, cómo pude dejar de amar a una criatura tan especial cuyo único error fue amarme y entregarme toda su juventud, desperdiciarla en mí, cómo pude dejar que se enamorara de mí, por qué me aferré tanto a esa mujer, cómo pude prometerle tantas cosas para después dejarla sin nada, ni siquiera la promesa de que algún día volveré. 

Soy idiota, el más grande de los idiotas.

Sin embargo, no podía seguir mintiéndole, ni mintiéndome. Le hice daño, sé que le hice daño y nunca podré perdonarme por eso, prefería eso a seguir engañándola, ella es tan fuerte, tan independiente, sé que estará bien, que va a encontrar a alguien, que cerrará sus heridas, que me olvidará. Yo me quedaré aquí con su ausencia, yo me quedaré aquí con mi amargura, la estoy librando de ella, la libero de mí, ya no tendré sus buenos días, ni el calor de su boca, pero es lo mejor, le hago daño, sólo le haré daño. 

Anoche le dije que ya no volvería, nunca le dije lo mucho que me dolía dejarla, que siempre quiero volver, es mejor que me odie, es mejor que siga con su vida. Ojalá me perdone por lo que le he hecho, suena repetitivo, pero estará mejor sin mí, tengo que convencerme de que será así.

La extraño tanto.

sábado, 9 de mayo de 2015

Viaje



Si hiciera una lista de todos los lugares a los que quiero ir de tu mano, me harían falta más de las 7 vidas que tiene un gato para poder recorrerlos todos. Y es que sabes, amor, ya no veo una puesta de sol sin querer mirarla mientras te aferras a mi cintura, ni puedo corresponder las miradas de extraños sin buscar en sus ojos los tuyos, ya sólo pienso en capturar en mi memoria cada lugar del que me enamoro, para poder describírtelo, para que lo imagines a mi lado.

Por qué será que a pesar de todos los lugares visitados siento que no hay lugar más cálido que el que se encuentra en tus brazos, que tus ojos son el mayor precipicio por el cual yo me tiro al vacío; que podría recorrer mil veces la carretera a tu boca y dormir en el mar de tu piel.

He visto mil amaneceres y todos son más rojos cuando los veo abrazada a ti, que sabes hacerme arder más que el mismo sol, y que tu aliento me eriza la piel más rápido que la más grande de las ventiscas. No sé cómo hiciste para izar tu bandera exploradora en mi alma, pero estoy dispuesta a recorrer una y mil veces el viaje que me lleve de vuelta a ti.