martes, 13 de mayo de 2014

Llámame sin la elle.

A veces sólo escribo para no perderme en el camino.

Verás, me pierdo constantemente a mí misma cuando algo se me va de las manos, hoy llovía, y no de la manera que me gusta; tuve que esconderme entre las sábanas y soltar unas cuantas lágrimas del miedo que me causaban los truenos que hacían vibrar las ventanas. Tuve que buscar formas de entretenerme para no perder la cordura, resolví un crucigrama, intenté encontrarle formas al techo, revise mil fotos, nuestras fotos. Hice una lista de todo lo que quiero ser.

El futuro es algo que últimamente me asusta muchísimo, me divierte un poco imaginar qué será de mí cuando el inevitable final llegue; aunque muchos dirán que es el principio. Quiero irme por el país con mi mochila en el hombro, quiero grabar con mi cámara las sonrisas que los niños puedan regalarme, quiero leer todos los libros de la biblioteca de mi abuelo, quiero aprender a tocar la guitarra; pero sobre todo, quiero que me llames.

Quiero que me llames cuando la lluvia sea densa y los truenos no me dejen dormir, quiero me llames a primera hora en un domingo y sin arreglar, llámame cuando me sienta perdida, o contenta, o triste. Puedes llamarme cuando te pida de que no me llames, sobre todo en esos momentos, llámame en mis días malos, cuando algo te recuerde a mí, cuando me extrañes, pero sobre todo cuando no quieras ni verme; llámame siempre, porque siempre querré que me llames, aunque seas malo, aunque un día descubras que no soy lo mejor para ti.

¿Te diste cuenta de que no hablo de llamadas telefónicas?

Por que de todas las cosas que quiero para  mí, la que más deseo es que me llames, sin la elle por supuesto, y que no dejes de hacerlo nunca.