miércoles, 2 de noviembre de 2016

Destiempo



Para cuando leas estas letras no estaré muy segura del rumbo que hayamos tomado; tal vez estés por ahí diciendo un nombre que no es el mío, manejando bajo las luces de la ciudad mientras sostienes la mano de alguien más.

Tal vez cuando leas estas letras hayas olvidado mi huida, y las canciones sobre playas ya no te recuerden a mí; para cuando leas estas letras tal vez tengas tatuado en la piel el aroma de una piel que no es la mía, y te hayas acostumbrado a una voz más dulce, más cauta, que no tenga un agudo de mis palabras necias, de mis verdades secas, de mis reclamos absurdos. 

Para cuando leas estas letras ya no habrá rastro de la mirada que intentaba descubrirlo todo al reflejarse en tus pupilas, no habrá huella de aquellos dedos que siempre simulaban peinar tu cabello, no quedará ni el eco de aquella risa que surgía cuando hablaba de tus muecas extrañas.

Para cuando leas estas letras sé muy bien que estarás dejando el corazón en otra puerta, escribiendo versos que no encajan en mi descripción, despidiéndote de mi memoria, intentando encontrar la felicidad que nunca encontraste en este puerto. 

Cuando leas estas letras te prometo ya no habrá más te quiero sin respuesta, no existirán más dudas ni incertidumbre, no habrá quizás ni mañanas; ni siquiera habrá silencios.

Para cuando leas estas letras no existirán más nuestros demonios, ni los fantasmas del pasado, no habrá domingo en la cama, ni viernes de guerra por la noche. Se habrá ido todo. 

Es probable que cuando leas todo esto yo esté diciendo otro nombre, besando otra boca, tatuándome una nueva piel. Tal vez cuando leas estas letras vaya de la mano de alguien más, y me ría de sus chistes, y me enamore de sus manías.

Cuando leas estas letras quizás sepas que tenías razón, que estuvimos siempre a destiempo, que no existía un nosotros porque nunca estuvimos listos. 

Y espero que cuando leas estas letras entiendas que a tu lado viví la aventura de mi vida, que voy a recordarte cada día, aunque sea sólo por un segundo. Si es que acaso me queda una promesa por hacer, es aquella en la que te digo que si te veo en otra vida, o nos volvemos a cruzar en esta; no volveré a llegar tarde. 

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