martes, 29 de septiembre de 2015

Paro cardíaco.





¿Cuándo fue la última vez que el corazón te latió tan fuerte que sentías se te saldría del pecho?
A mí me pasó esta tarde. 

Volví a cruzarme contigo y mi corazón hizo un concierto dentro de mi pecho, como si quisiera que escucharas, como si gritara.

Tú eres de esas personas que hacían mágico cada segundo, que lo difícil se volvía cosa de nada, a tu lado no existía tiempo ni barrera, era invencible. Sabías la formula exacta para que me temblaran ambas piernas con sólo verte desde mi ventana, no habías dicho ni media palabra y ya estaba entregándote cada uno de mis secretos.

Supiste cómo romper los candados que con tanto esfuerzo puse, te colaste hasta por debajo de la puerta, tuve miedo y no me importó, hiciste sonreír de tal manera cada partecita de mi alma, que entregarme se me hizo algo natural; 
y te quise, te quise cada segundo, cada día.

Ahora que te has ido, que mi corazón se paraliza si llega a escuchar tu voz, que mis piernas ya no tiemblan de placer, sino de miedo; que mi mirada hace lo que sea por no encontrarse con tu mirada, que muerdo mis labios para no gritar tu nombre. 

Dime qué hiciste con todos los recuerdos que llevan mi nombre, cómo puedes ver los mismos lugares si ya no está mi risa para acompañarte. Cómo haces para no querer salir corriendo, para olvidar cada segundo...

...para aceptar la derrota.


A pesar de todas las historias en mi cabezas, de tus palabras, de las mías. La respuesta es bastante sencilla...

La única que perdió fui yo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario